Lo ecológico triunfa en las capas sociales que pueden pagar la diferencia económica, mientras que en las capas sociales menos agraciadas que no pueden permitirse suelen estar más concienciadas de la necesidad del cuidado con el entorno.
Dentro de la agricultura ecológica yo haría unas distinciones que creo que son fundamentales a la hora de analizar los productos ecológicos.
Estos productos están cultivados exclusivamente para la comercialización y se les somete a unos controles fitosanitarios muy exigentes, por lo que encarece la producción, de ahí su precio más elevado.
En estos productos se les aplica tratamientos igual que en los normales, con la salvedad de que los productos con los que se realizan los tratamientos tienen que estar autorizados por el consejo regulador o como se llame y en las listas de los fitosanitarios admitidos.
Osea están producidos en cultivo intensivo pero con unos tratamientos que en teoría son inocuos para nuestra salud y son biodegradables para el entorno osea no contaminan, pero en ocasiones se aplican sin ser necesarios por simple prevención.
Paradójicamente este tipo de cultivo, a mi parecer, va a acabar en las fauces de los laboratorios, como ha ocurrido con la agricultura convencional, Los laboratorios se han dado cuenta del potencial de esta nueva agricultura y están sacando nuevos productos que no son tóxicos o que cumplen los parámetros de seguridad establecidos y son eficaces en la lucha fitosanitaria agrícola.
El beneficio de esto para todos nosotros es que ahora hay unos insecticidas que no son tan perjudiciales para la salud del hombre.
No pretendo menos preciar a algunos pocos agricultores que se están esforzando en conseguir buenas cosechas aptas para las demandas del mercado sin recurrir a las golosinas que les ofrecen los laboratorios.
El mercado ecológico tiene las mismas demandas que el normal. La gente quiere un producto que entre por los ojos más que por el sabor, tal vez no sea esta la preferencia del consumidor final, pero en la tendencia que impone el comprador intermediario, llamesmosle comerciante.
También tenemos el productor ecológico de venta directa
Estos son pequeños productores que se han buscado sus clientes y les venden directamente, los hay con sello ecológico y otros que no tienen el sello pero sus clientes confían en el productor y no se lo exigen. Es una relación basada en la experiencia y la confianza.
En estos productos no suele aplicarse tantos tratamientos y el resultado final se valora más por el sabor que por la estética del producto.
El cliente es consciente de que puede haber algún fruto con inquilino en el interior precisamente por su categoría de ecológico pero también sabe que no le han aplicado fitosanitarios que no sean precisos.
El cliente no compra por el aspecto exterior si no por la calidad del producto.
Dentro de esta categoría me encuentro yo y muchos de vosotros que me leéis,lo nuestro es vicio
Somos los más privilegiados pues tenemos la total libertad de cultivar a nuestro antojo, hacer pruebas, experimentos, incluso de aplicar un tratamiento agresivo si tenemos el temor de perder la cosecha, eso va en función de la convicción de cada uno.
La mía concretamente es que el mejor tratamiento es el que no se aplica, y si aplico alguno en los últimos años han sido mejunjes de fabricación casera extracto de ajo, cola de caballo, purin de ortiga.
A todos vosotros os invito a experimentar con el "bocashi" un estiércol curado a la manera de Jairo Restrepo combinado con purines de microelementos eficientes conocidos como "E.M." sin entrar a valorar las convicciones o doctrinas de las cuales discrepo pero reconozco por la propia experiencia que el efecto en las plantas es notorio
